Quesos sin lactosa que pueden comer los intolerantes

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Eres intolerante a la lactosa, pero te gusta el queso a rabiar. ¿Qué puedes hacer? Pues, además de tomar un comprimido o cápsula de Nutira antes de cualquier pedacito de este manjar, también hay otras opciones. Para que las conozcas, hoy te presentamos diferentes tipos de queso sin lactosa. ¡Disfrútalos!

Queso manchego

Este pedacito de cielo salido de tierras manchegas es una delicia que, si tiene denominación de origen y un alto grado de maduración, puede ser degustado por los intolerantes a la lactosa sin mayor problema.

No hay que pensar que por ser intolerante a la lactosa no puedes disfrutar de ningún queso. ¡Hay muchos que puedes comer sin problema!

Es duro, graso, está elaborado a partir de la leche de oveja manchega y cuenta con una maduración de 30 días como mínimo (algunos llegan a los dos años). Cuanto más maduros sean, más fáciles de digerir. ¡Y más sabrosos!

Mozzarella

Se realiza de manera tradicional con leche de búfala y es bien tolerado por las personas que tienen problemas para digerir la lactosa. No ocurre así con las cientos de copias que podemos encontrar en el mercado y que no siguen el mismo proceso de elaboración ni cuentan con los mismos ingredientes.

Si vas a comerlo en restaurantes, ten mucho cuidado, ya que en la mayoría de los casos utilizan leche de vaca y no te sentará nada bien. Si lo buscas estos quesos para intolerantes a la lactosa en el supermercado, comprueba siempre que tengan su DOP (Denominación de Origen Protegida) y que hayan sido creados con leche de búfala.

Cheddar

Aunque existan una enorme cantidad de versiones mucho peores que el original, este último, procedente de las granjas del condado de Somerset, en Inglaterra, tiene un contenido prácticamente nulo de lactosa.

Esto se debe a que el proceso de maduración del queso cheddar artesanal va desde unos meses a varios años. Esto hace que, aunque esté elaborado con leche de vaca, su textura final sea dura y su contenido en lactosa sea insignificante.

Gruyère

Cuando posee DOP, en principio no debes de tener ningún problema en ingerirlo. Este queso libre de lactosa está elaborado en Suiza, en el cantón de Friburgo. Y convierte toda su lactosa en ácido láctico durante el proceso de elaboración. Por eso en su etiqueta puedes encontrar generalmente la marca de 0 g.

Idiazábal

Hecho a base de la leche cruda de las ovejas carranzana y latxa, este producto de textura dura y sabor intenso posee un proceso de maduración que nunca es inferior a los 90 días (hay incluso de hasta un año). Esto lo convierte en un alimento con una cantidad de lactosa prácticamente insignificante y muy fácil de diferir. Los mejores y más artesanales se hacen en las superficies dedicadas al pastoreo de Navarra y País Vasco.

Parmigiano-Reggiano

Una vez más, para degustar los quesos con menos lactosa deberás buscar aquellos que tengan denominación de origen Parmigiano-Reggiano. Si quieres comerlos con toda tranquilidad, te aconsejamos que pongas especial atención en el etiquetado, ya que se trata de uno de los productos más falseados del mundo.

Tras su proceso maduración la cantidad de lactosa queda en apenas 1 mg por cada 100 g de producto. De hecho, puedes echarle un toque de este sabroso parmesano a tus platos de pasta libres de lactosa. Quedará delicioso y te sentará fenomenal.

Camembert

Su corteza enmohecida y su cremosísimo interior (tiene un 45-50% de contenido graso) lo convierten en un queso perfecto para disfrutar con pan o para rellenar empanadas. Aquellos con denominación de origen tienen una maduración de dos meses como mínimo. Lo que ayuda a ser mejor digerido por los intolerantes a la lactosa.

Quesos de cabra

La leche de cabra siempre ha sido mucho más ligera y digestiva que la de vaca. Por lo que muchos de los quesos bajos en lactosa derivan de ella y son, en general, bien tolerados. Hay una enorme variedad de productos de este tipo, desde los más cremosos en forma de rulo hasta los más curados.

Como ya hemos comentado, cuanto más tiempo de maduración haya tenido el producto, más probabilidades habrá de que no siente mal a los intolerantes a la lactosa. Por otra parte, es importante elegir las variedades que tengan un mayor porcentaje de contenido graso o fermentos lácticos.

Como ves, ser intolerante a la lactosa no quiere decir no poder disfrutar de los aperitivos que más te gustan. Cada queso sin lactosa de los que hemos hablado puede ser un excelente entrante para cualquier cena o almuerzo, ¿no crees? Si quieres conocer más alimentos que puedes incorporar a tu dieta sin ningún problema, ¡suscríbete a nuestra newsletter!