¿Es cierto que las personas de ciertos países son más propensas a padecer intolerancia a la lactosa? ¿O el origen étnico no importa? ¿Debemos eliminar completamente los lácteos de la dieta si somos intolerantes a la lactosa o se trata de otro falso mito? Esta patología es relativamente nueva, ya que sus primeros casos empezaron a diagnosticarse a partir de los años 50. Eso explica que aún existen muchos mitos que nos pueden hacer dudar sobre la realidad de esta dolencia. ¡Hoy en Nutira te resolvemos 15 verdades y falsos mitos sobre la intolerancia a la lactosa!
Mientras mejor conozcas tu intolerancia, ¡mejor podrás controlarla!
Debo dejar de comer lácteos para siempre. 🍦 ¡Falso!
Si eres intolerante, por supuesto que debes tener un mayor control sobre el consumo de lácteos, pero eso no significa dejar de consumirlos por completo. En el mercado contamos con una gran cantidad de productos sin lactosa que te permiten seguir disfrutando de los lácteos sin tener quebraderos de cabeza. Además… ¡Recuerda que siempre cuentas con Nutira!
Las personas del norte de Europa son menos propensas a la intolerancia a la lactosa. 🐮 ¡Verdadero!
Resulta que los pueblos del norte de Europa, tales como los daneses y suecos, han sido ganaderos y consumidores de leche durante muchos siglos. Eso, a diferencia de africanos y asiáticos, les ha permitido potenciar la producción de lactasa en el intestino delgado y por ello presentan menos dificultades con el consumo de lácteos.
Aún no existen métodos completamente fiables para el diagnóstico. 👩🏻⚕️ ¡Falso!
Para diagnosticar la intolerancia a la lactosa en cualquiera de sus formas se utilizan varios métodos: El test de intolerancia a la lactosa o de glucosa plasmática, el test respiratorio de hidrógeno, el test de acidez en deposiciones, la biopsia intestinal, el estudio genético…
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa se presentan sobre todo en la región intestinal. 🤮 ¡Verdadero!
Al no producir suficiente lactasa, los intolerantes no pueden digerir bien la lactosa y por esa razón padecen síntomas como: dolor abdominal, flatulencias, borborigmos, distensión intestinal, náuseas, vómitos y estreñimiento…
Todas las intolerancias a la lactosa son iguales. 🧐 ¡Falso!
Hay distintos tipos de intolerancia a la lactosa, las más habituales son: La intolerancia primaria, debido a la pérdida progresiva de la producción de lactasa, y la secundaria, que es provocada por un daño intestinal temporal, como, por ejemplo, cuando tenemos una gastroenteritis aguda.
Se pueden consumir productos que contengan “dextrosa”. ¡Verdadero!
La dextrosa no es más que otro nombre que le da la industria farmacéutica a la glucosa. Debemos recordar que los intolerantes a la lactosa no tienen problema para digerir monosacáridos simples como fructosa o glucosa.
Si hiervo la leche desaparece la lactosa. 🥛 ¡Falso!
Antiguamente se hervía la leche para pasteurizarla y hay quien todavía piensa que de esa manera se puede reducir la presencia de lactosa para hacerla más digerible. Sin embargo, la realidad es que hervirla no desdobla los azúcares presentes en la leche.
Puedo consumir ciertos aditivos de la leche como la caseína o proteínas de la leche. ¡Verdadero!
La lactosa es un azúcar, mientras que las proteínas de la leche o los caseinatos son proteínas, así que no tienen nada en común y no debes preocuparte por ello.
Todos los quesos curados están libres de lactosa. 🧀 ¡Falso!
Al curar el queso, la lactosa se convierte en ácido láctico, pero es posible que quede algo de lactosa en su estado puro. Recomendamos siempre contactar con el fabricante ante la duda.
En lo que a quesos se refiere, debes tener presente que cuanto más fresco sea, más lactosa tiene y mientras más curado sea, menos lactosa tiene. Igualmente, la elección depende también de tu grado de intolerancia.

Los intolerantes a la lactosa pueden tomar azúcar de mesa o sacarosa. ¡Verdadero!
Para digerir la sacarosa, también conocida como azúcar de mesa, necesitamos una enzima llamada sacarasa. Recuerda que tu intolerancia se debe a la falta de lactasa, una enzima totalmente distinta.
Puedo comer todo tipo de pan. 🥖 ¡Falso!
El pan no es un lácteo y por eso, muchos intolerantes a la lactosa creen que pueden comer cualquier tipo de pan. Sin embargo, el pan que venden en los supermercados suele llevar lactosa como aditivo. Revisa siempre el etiquetado para cerciorarte de la presencia de lactosa o, de lo contrario, opta por comprar pan de panadería ya que, por lo general, no acostumbra a llevar lactosa.
Los alimentos cuya etiqueta indica contener 0,01g de lactosa son consumibles para los intolerantes. ¡Verdadero!
Es común encontrar que algunos envases indican contener un 0,01g de lactosa, pero eso no significa que el producto realmente contenga esa cantidad. Lo que sucede en este caso es que ese es el límite que los laboratorios son capaces de detectar, por lo tanto, podemos decir que son productos libres de lactosa.
Puedo consumir los productos que contienen “trazas de leche”. ¡Falso!
Esta suele ser una “frase trampa” utilizada en el etiquetado de algunos productos, pero la realidad es que las empresas procesan sus productos en entornos donde se trabaja con muchos otros ingredientes, y por tanto, puede darse la contaminación cruzada. Aunque la lactosa no aparezca en el listado de ingredientes, debes ir con cautela si se menciona que dicho producto “Puede contener trazas de leche».
El ácido láctico no es dañino para los intolerantes a la lactosa. ¡Verdadero!
El ácido láctico suele producirse del almidón o del azúcar de caña, por lo que se puede digerir sin problema. En el caso del ácido láctico hecho a partir de la leche, recomendamos contactar con el fabricante.
El lactitol no es un derivado de la lactosa. ¡Falso!
El lactitol es un edulcorante muy utilizado por la industria alimentaria para endulzar gran cantidad de alimentos. Si bien es cierto que tiene pocas probabilidades de causar reacciones adversas, debemos saber que sí es un derivado de la lactosa y, por ende, si nuestra intolerancia es alta, puede causarnos problemas.
Como puedes ver, mantenerte informado sobre tu intolerancia, conocer bien qué ingredientes puedes tomar y cuáles no y leer concienzudamente las etiquetas de los productos que consumes, te ayudarán a evitarte más de un quebradero de cabeza.
Haz clic si te gustaría conocer más sobre el etiquetado de los alimentos con lactosa y los alimentos que puedes consumir.