Demonizadas por su aporte calórico durante mucho tiempo, las legumbres vuelven a estar de moda. Durante siglos, las legumbres han constituido una parte fundamental en la alimentación humana y por fortuna esta familia de alimentos áltamente nutritivos y aptos para intolerantes a la lactosa viven una nueva época dorada.
Y no es para menos ya que gozan de multitud de beneficios para nuestro organismo:
-Son una fuente importante de minerales y vitaminas: ¿sabías que las alubias negras contienen un 50% más de hierro que un filete o que los garbanzos aportan tanto ácido fólico como las espinacas?
-Tienen proteínas de calidad y constituyen el alimento de origen vegetal con mayor contenido de proteínas. La soja, por ejemplo, tiene una proteína de calidad muy semejante a la carne.
-Contienen una gran cantidad de fibra, ideal para evitar el estreñimiento y controlar los niveles de azúcar y colesterol. Como dice el refrán “lentejas, garbanzos y judías ponen el intestino al día”.
-Aportan gran saciedad al ingerirlas por lo que pueden ser una buena ayuda para adelgazar sin hambre, ya que su fibra exige masticación y retrasa la digestión, permitiendo que el apetito se mantenga a raya por más tiempo.
-Su consumo frecuente consigue efectos beneficiosos frente a enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y diabetes
-Son un alimento recomendado para intolerantes a la lactosa, porque no solo no llevan lactosa sinó que además son una gran fuente de calcio.
Su bajo coste económico y su gran valor nutricional las hace ideales para una dieta sana adecuada al bolsillo y su versatilidad en la cocina permite una amplia variedad de comidas y combinaciones