Las dietas sin gluten y sin lactosa se han convertido además de en unas dietas prescritas por muchos nutricionistas actualmente, en una moda seguida por muchas personas por motivos diferentes a sufrir una intolerancia a la lactosa o una celiaquía.
¿Pero son efectivas? ¿Debemos eliminar estos nutrientes de nuestra dieta sin una necesidad propiamente médica?
Estas dietas pueden ser beneficiosas en casos concretos y algunas patologías. La dieta exenta de gluten también se utiliza como tratamiento para otros trastornos digestivos y para personas sensibles al gluten no celíacos, personas que sin ser celíacas mejoran su salud al retirar el gluten de la dieta. O bien, una dieta sin lactosa, también puede mejorar el día a día de aquellas personas que aunque no son propiamente intolerantes a la lactosa, en el momento en que la retiran de su dieta se encuentran mejor.
Ahora bien, esto es diferente a las personas que empiezan a seguir estas dietas sin prescripción médica porque han escuchado que son más sanas, o que sirven para adelgazar. Si bien es cierto que las personas que deciden retirar el gluten o la lactosa suelen adelgazar, no es porque el gluten o la lactosa engorden en sí, sino porque simplemente están comiendo más sano. Debemos tener en cuenta que si prescindimos de gluten o lactosa lo estamos haciendo de productos procesados, precocinados, pastas, harinas, dulces, bollerías, quesos con un alto índice de materia grasa etc. y los substituimos por alimentos frescos es muy probable que nuestra salud mejore y perdamos peso.
Aunque una persona que deje de tomar gluten o leche y sus derivados no tiene porque enfermarse debemos tener en cuenta que sí tendrá una dieta incompleta porque eliminará alimentos que le pueden aportar otros nutrientes. Por ello es importante si alguien decide retirarlos de su dieta que lo haga con asesoramiento de un especialista quien determinará si lo necesita o quizás le aconseja que lo haga de manera temporal, por ejemplo, para deshincharse o perder peso, pero que a posteriori lo pueda reincorporar a través de alimentos que sientan mejor a su organismo.
En el caso de la lactosa, es importante tener en cuenta que si prescindimos de la leche y sus derivados podemos tener más riesgo de padecer osteoporosis por la falta de calcio, por ello es fundamental contrarrestar esa falta incluyendo otros alimentos que contengan un gran contenido en calcio como pueden ser las verduras de hoja verde, los frutos secos y las legumbres. Además, actualmente hay disponibles en el mercado leche, queso, yogures y demás productos lácteos sin lactosa, con lo que podemos eliminar la lactosa sin evitar los nutrientes que nos aportan la leche y derivados. Y en el caso de que eliminemos la lactosa porque no nos acaba de sentar bien, siempre podemos optar por reducir la cantidad de lácteos de nuestra dieta, y en el momento que queramos darnos un capricho, tomar un suplemento como Nutira que alivie los síntomas que puedan ocasionar cualquier tipo de intolerancia, sea en menor o mayor grado, a la lactosa.