“Tenemos que aprender a escuchar nuestro cuerpo”. Esto es lo que nos dice Sergi Martínez, autor del libro El diario de mi amigo intolerante: Descubre cómo sentirte mejor y aumentar tu calidad de vida. Hablamos con él sobre su obra y su experiencia como intolerante a la lactosa, así que si quieres conocer sus trucos para mejorar su energía y positivismo a través de su alimentación… ¡sigue leyendo!
¿De dónde surgió la idea de escribir este libro? ¿Por qué hacía falta? ¿Qué visión da sobre la intolerancia que sea diferente a los demás libros sobre el tema?
Yo llevaba con intolerancia sin diagnosticar desde los 15 años. No me encontraba bien, no sabía bien qué me pasaba y fui a un montón de médicos que no encontraban una una conexión entre los síntomas.
En consecuencia, tuve que investigar por mi cuenta durante muchos años. De hecho, llegué a tener tanto conocimiento de la comida, de los alimentos y de sus efectos sobre el cuerpo, que no solo me ayudé a mí mismo, sino que empecé a ayudar a mis amigos y familiares a mejorar su salud.
La idea de escribir el libro surgió de esta situación. En lugar de ayudar a una persona en cada caso, con el libro podía echar una mano a muchísima gente poniendo todo mi conocimiento sobre el papel.
Por otra parte, descubrí que existen muchos libros donde los expertos hablan con tecnicismos sobre la intolerancia a la lactosa. Estas obras son difíciles de leer para la población de a pie. Además, aquellos libros más “entendibles” solo hablan de recetas para intolerantes a la lactosa, no de cómo tratar la patología.
Por eso creí que este libro era necesario. Se trata de una forma de poner mi conocimiento sobre la materia al alcance de todo el mundo con un lenguaje cercano y ameno que la gente entienda.
Entonces fuiste un poco autodidacta de la intolerancia a la lactosa
Totalmente. Pero, aparte de lo que he aprendido por mi cuenta, he tenido mucho contacto con expertos y nutricionistas especializados en la materia. Un ejemplo es el Presidente y Fundador de Adilac (Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España), que escribió el prólogo de mi libro.
En pocas palabras, Sergi, ¿por qué los intolerantes a la lactosa deberían leer este libro?
Muy fácil: porque quiero que mejoren su calidad de vida. En el momento en el que yo descubrí que mi cuerpo no toleraba bien la lactosa, mi calidad de vida cambió por completo, aumentó, y eso es lo que quiero que ocurra con los lectores.
Quiero que, tras el diagnóstico de la intolerancia, ellos cuenten con las herramientas necesarias para tener más energía, ser más felices y acercarse más a sus objetivos vitales.
¿La alegría y el positivismo están tan relacionados con la dieta?
Por supuesto. Hay muchos estudios que afirman que en los intestinos está nuestro segundo cerebro, el lugar donde se generan gran parte de las emociones que tenemos en el día a día. Por tanto, tratar bien este órgano es muy importante para afrontar el día con alegría y positivismo.
Si te fijas bien, cuando has comido mucho o algo no te ha sentado bien, no estás en tu mejor momento, te sientes más decaído, con necesidad de estar en el sofá, descansando. Si, en cambio, tratas bien a tus intestinos, al menos podrás escoger entre estar en el sofá porque te apetece o hacer cualquier otra cosa.
¿Cómo es un día en la vida de un intolerante a la lactosa?
Es como el de cualquier otra persona. Pero, en el caso de un intolerante que es consciente de lo que le pasa y actúa en consecuencia, es una vida con más alegría, más actividad y más positivismo.
Lo único que debe hacer un intolerante es evitar aquellos alimentos que sabe que no le van a sentar bien. En mi caso, por ejemplo, no tomo leche de vaca, sino bebida de soja; no tomo quesos, sino algunos embutidos; y hago lo mismo con todos los alimentos que tienen lactosa y que sé que no me van bien.
En tu libro hablas de cómo escuchar a nuestro propio cuerpo y las señales que nos envía. ¿Cuáles son esas señales?
Estas señales son síntomas. Algo tan sencillo como tener gases o diarrea es una señal que el cuerpo nos envía. Si una persona sabe que tiene gases es porque su cuerpo no tolera del todo bien un alimento que ha tomado, lo que debe hacer para mejorar su calidad de vida es evitarlo. Hay que adaptar la dieta a las necesidades de cada uno.
Oriol Sans Farell, Presidente y Fundador de Adilac, ha escrito el prólogo de este libro. En él cuenta que los casos de intolerancia a la lactosa (y a otras sustancias, como el gluten) se han disparado por los cambios en nuestra dieta durante el último siglo. ¿Qué relación tienen ambas circunstancias? Si comemos mal, ¿es culpa nuestra o de la industria alimentaria?
Nuestros antepasados no tomaban tanta leche. Se trataba de un producto que solo estaba a disposición de las personas que vivían en el campo, la gente de ciudad no disponía de este alimento.
En el siglo XX surgen grandes empresas que comercializan lácteos y afirman que es beneficioso tomar leche cada día, mañana, tarde y noche, porque tiene unas propiedades magníficas.
Es cierto que la leche tiene grandes propiedades, pero se olvidaron de mencionar que el ser humano no está preparado para tomar tal cantidad. No estamos preparados para generar tanta lactasa en la edad adulta. En consecuencia, comienzan a surgir síntomas, desajustes en el organismo que debemos saber detectar.
Para terminar, Sergi, coméntanos: ¿has probado cápsulas de lactasa, como las de Nutira Forte, para seguir disfrutando de los lácteos sin molestias?
Sí, las he probado. Y, de hecho, han supuesto la gran solución a mis síntomas, que en mi caso son dolor abdominal y gases. Nutira me ha ayudado muchísimo a poder tomar lácteos.
No soy una persona a la que le gusten los extremos. Me gusta disfrutar de la vida, comer galletas o probar quesos, pero en su justa medida, no todos los días. Pero, cuando me apetece, de vez en cuando, entra en juego Nutira, que me viene fenomenal.
Yo recomiendo a muchos intolerantes a la lactosa que prueben estos productos, pues creo que, a pesar de que son una solución fantástica, aún no son muy conocidos. Creo que tenemos que hacer un trabajo entre todos para que cada vez más gente los conozca.
De esta manera, ayudaremos a muchas personas que no quiere prescindir de los lácteos a llevar una vida mejor, sin dolores de cabeza, sin dolores abdominales y con mucha más energía. Entre todos podemos hacer una sociedad mejor y más sana.